En la universidad descubrí mi pasión por la fotografía, siendo estudiante de turismo y hotelería. Tomé todos los cursos y talleres posibles de fotografía y lo que sentía al tomar fotos era algo indescriptible, que me llamaba y llenaba mi espíritu de una forma inexplicable. Recuerdo con mucho cariño los viajes por el Ecuador con mis compañeros de fotografía y de turismo, tomando fotos, buscando los mejores paisajes y ángulos posibles para captarlos con mi lente, me sentía libre, completa y felíz.
No fue sino hasta unos años más tarde que retomé la fotografía cuando conocí a Andrés (tengo que decirlo, el amor de mi vida jaja) quien viendo lo poco feliz que era en el trabajo de oficina que tenía en aquella época, me propuso iniciar este negocio con el. Juntamos nuestras manos una vez más, fuertemente, para iniciar este emprendimiento juntos, ¡como esposos! No me van a alcanzar nunca las palabras para agradecer su insistencia ante mi temor de dejarlo todo para hacer lo que el veía que llenaba mi vida.
Hoy junto con Andrés, compartimos oficina y armamos proyectos juntos, criticamos nuestros trabajos y nos complementamos en todas las formas posibles.
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